• 18/05/2025

Comentario del evangelio de hoy 19 de abril de 2018

Ofrecemos el Evangelio de hoy 19 de abril de 2018, jueves de la tercera semana de Pascua. El Evangelio que leeremos hoy en la Santa Misa es de San Juan, capítulo seis, versículos del 44 al 51. De este evangelio me gustaría destacar los siguientes puntos:

  1. «Nadie puede venir a mi si no lo atrae el Padre que me ha enviado»
  2. «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo»

Respecto del primer punto del Evangelio podemos considerar lo siguiente: El Padre ha dicho todo lo que quería decir con una sola Palabra, el Verbo, su Hijo Amado, Jesucristo. En esa Palabra a puesto toda la Verdad, todo el Bien, Toda la Belleza. La creación entera se resume en esa Palabra del Padre: Jesucristo, el Verbo, hecho hombre, el Mesías. Si el Padre atrae a los hombre a la Verdad, al Bien y la Belleza, si el Padre atrae a los hombres a la Salvición, si el Padre atrae a los hombres al Camino, a la Verdad y la Vida, el Padre los atrae a Jesucristo. Si el hombre no ama, no desea estas cosas, no es atraído por el Padre a Jesucristo. Un maestro cuando esta dando una clase tiene el deseo de enseñar todo lo que sabe, quiere mostrar toda la verdad que conoce, todo el bien y toda la belleza que le sea posible, sin embargo algunos alumnos, no aprecian esas cosas, y no las aprehenden. El Padre es el Maestro, y ha querido enseñar a la humanidad entera, el Camino del Salvación, y los misterios de su misma Vida, y esto lo ha hecho a través del Hijo. En esta vida no acabamos de saciar totalmente esa atracción que siente nuestra alma hacia estas realidades, y por eso Jesucristo nos dice, en el segundo punto

Segundo Punto. El que coma de este pan vivirá para siempre. Es decir, que esa hambre que sentimos ahora, será totalmente saciada en esa vida que es para siempre, en la eternidad donde veremos cara a cara a Dios, nuestro Señor. Esta vida es un combate contra nosotros mismos, contra nuestra carne, y contra enemigos externos, como son el Demonio y el Mundo. Estos enemigos pretenden confundirnos, y asegurarnos que nuestra hambre se puede saciar por otros caminos, no sólo por Jesucristo. Pero si somos fieles, en el combate, si permanecemos junto al Señor, tenemos la garantía que seremos saciado en la Vida que es para siempre.

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