La Devoción al Sagrado Corazón de Jesús: Un Faro de Esperanza para el Mundo Moderno
¡Bienvenidos! Hoy nos adentraremos en el profundo significado y la trascendental importancia de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, una práctica que, como veremos, no es una mera adición a la piedad popular, sino un «último esfuerzo de su amor» para la redención y santificación de la humanidad. Prepárense para descubrir por qué consagrarse al Corazón de Jesús es más relevante que nunca en nuestros tiempos.
El Objeto de un Amor Infinito
Cuando hablamos del Corazón de Jesús, no nos referimos únicamente a su corazón material, sino a este mismo corazón como símbolo de su amor infinito. Significa todo lo íntimo de Jesús: sus sentimientos, sus afectos, sus virtudes. Es la Persona amabilísima de Cristo Nuestro Señor, un símbolo expresivo que atrae nuestras miradas y nuestros corazones hacia su amor y sus amabilidades. Como decía el Padre Bainvel, el Sagrado Corazón es Jesús mismo, representándonos a Jesús en toda su vida afectiva y moral, a Jesús todo amante y todo amable.
Un Designio Divino a Través de la Historia
La historia de esta devoción nos muestra un proceso de evolución y desarrollo, similar al amanecer que gradualmente inunda el mundo con luz y calor. Sin embargo, la devoción al Corazón de Jesús no ha tocado aún su cenit. Nuestro Señor desea que su conocimiento y práctica adquieran un grado de perfección mayor en muchos fieles. Él mismo reveló a una de sus grandes almas que su deseo era establecer el culto externo de su Divino Corazón, pero que ahora, quería que el culto interno se estableciera más y más. Esto implica que las almas se habitúen a unirse más con Él interiormente y a ofrecerle sus corazones como morada.
Santa Gertrudis y el Reenfervoramiento del Mundo
Santa Gertrudis la Grande, a quien se le ha llamado la teóloga del Sagrado Corazón, fue una figura clave en la difusión de esta devoción en los siglos XIV y XV. Una revelación crucial que tuvo en el día de San Juan Evangelista, mientras descansaba sobre el pecho del Señor, nos ilumina sobre el propósito divino de esta devoción. San Juan le explicó que la suavidad de los latidos del Corazón Divino, que él mismo experimentó en la Última Cena, estaba reservada para los tiempos modernos. ¿La razón? Para que, al escuchar tales cosas, el mundo, «ya senescente y entorpecido en el amor de Dios, se torne otra vez a calentar».
Esta revelación es una llamada a la acción. El mundo, que ha ido perdiendo el brío de la juventud y se ha vuelto frío en el amor de Dios, necesita recuperar aquel ardor de la primitiva Iglesia. La devoción al Divino Corazón busca reproducir en los católicos el fervor de los primeros fieles: su amor y cariño a la Persona de Cristo, la devoción a la Eucaristía, el desprecio por las cosas de la tierra, la caridad con el prójimo, el amor a la oración y el fervor apostólico. En definitiva, la devoción al Corazón de Jesús es concebida como un «sol esplendoroso que, al brillar en el invierno de la frialdad del mundo, comienza a vivificar las plantas, a calentar los gérmenes sepultados en el seno de la tierra y a efectuar en el individuo y en la sociedad una especie de rejuvenecimiento primaveral del espíritu».
Santa Margarita María de Alacoque: La Gran Evangelista del Amor
Si Santa Gertrudis fue el amanecer, Santa Margarita María de Alacoque fue la luz plena de esta devoción. Sus escritos son la fuente más rica y exacta en la materia, y sus cartas, en particular, son un tesoro de sabiduría sobre esta admirable devoción. Benedicto XV, al referirse a la obra de Santa Margarita, la calificó como el «archivo viviente del culto del Sagrado Corazón».
En la primera gran revelación, Jesús mismo le manifestó a Santa Margarita el designio de su Corazón: «el ardiente deseo que tenía de ser amado de los hombres, y de apartarlos del camino de perdición adonde Satanás los precipita en tropel, le había hecho formar este designio, de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracia, de santificación y de salud que contenía». Y añadió que esta devoción era «como un último esfuerzo de su amor, que quería favorecer a los hombres en estos últimos siglos con esta redención amorosa, para sustraerlos del imperio de Satán».
Un Tesoro de Gracias y un Remedio Universal
La devoción al Corazón de Jesús busca «renovar en las almas los efectos de la redención». Es una comunicación tan copiosa e inusitada de las gracias de Cristo que puede llamarse una redención nueva. No es solo para almas elevadas espiritualmente, sino también para los pecadores, ofreciéndoles un medio para la penitencia y la obtención de gracias eficaces y santificantes.
Este «último esfuerzo de su amor» es una «preciosa bebida» o «poción» que nos ha sido dada como «último remedio de nuestros males». El Corazón de Jesús es un «abismo de toda suerte de bienes, una fuente inagotable de toda clase de delicias». Cuanto más se saca de ella, más abundante es. Es un «tesoro oculto e infinito» que solo desea manifestarse y distribuirse para enriquecer nuestra pobreza.
El deseo del Corazón de Jesús de ser amado es tan vehemente que promete «grandes recompensas» a aquellos que se ocupen en hacerle reinar. Este amor singular y extraordinario hacia los apóstoles de su devoción explica las espléndidas promesas en su favor.
La Oposición de Satanás y la Victoria del Amor
Es notable el «odio extraordinario» de Satanás hacia esta devoción. El demonio «revienta de despecho» por no haber podido estorbarla, y las dificultades y contradicciones que suscitó en sus inicios fueron inmensas. Sin embargo, el Corazón de Jesús ha prometido: «Yo reinaré a pesar de mis enemigos y de todos aquellos que se opusieren a ello». Este odio infernal es una clara señal de la eficacia de esta devoción en arrebatar almas del poder de Satanás y en establecer el reinado del amor de Cristo en los corazones.
Virtud Santificadora y Restauradora
La devoción al Corazón de Jesús tiene una «eficacia peculiar para insinuarse en las almas». Aquellos que se consagran a Él con ardor experimentan un «gran cambio y fruto». Es el camino más corto para la perfección y el medio más seguro de salvación.
Para las comunidades religiosas, esta devoción es un medio eficaz para «reparar las quiebras del edificio» de sus institutos y «servirle de defensa contra los ataques de sus enemigos». Restaurará el fervor primitivo, la unión de caridad, y permitirá que cada instituto cumpla perfectamente sus fines. Donde se honre esta divina imagen, el Corazón de Jesús derramará «abundantemente los tesoros de sus gracias santificantes, por la unción de caridad y la suavidad de su amor».
En conclusión, la consagración al Corazón de Jesús es una respuesta amorosa a un llamado divino, un camino de santificación profunda y un remedio poderoso para los males de nuestro tiempo. Es la vía para el rejuvenecimiento espiritual del mundo y el restablecimiento del fervor de la Iglesia primitiva. Es, verdaderamente, un don inestimable de Dios a la humanidad.
Artículo escrito por Canal del Sagrado Corazón – YT