• 20/04/2024

Oración de Santa Clara de Asís en honor de las cinco llagas de Nuestro Señor Jesucristo.

El santo del día de hoy nos trae un tesoro que puedes aprovechar.

Su Santidad Leon XIII, por decreto de la antigua Congregación de Indulgencias (hoy Congregación de Ritos) del 21 de Noviembre de 1885, concedió 300 días de indulgencia a perpetuidad, una vez al día, para aquellos que la rezaran devotamente.

Oración de Santa Clara de Asís:

En honor de las cinco llagas de Nuestro Señor Jesucristo.

A LA LLAGA DE LA MANO DERECHA.

Gloria y alabanza te sean dadas, Señor mío Jesucristo, por la sacratísima llaga de tu mano derecha. Por esta herida adorable y por tu santa Pasión, perdóname todas las culpas de pensamiento, palabra y obras contra Ti cometidas, por la negligencia en tu servicio. Concédeme el poder recordar devotamente tu piadosísima muerte y tus divinas Llagas: Dame Tú, Señor, la gracia de mortificar mi cuerpo, con el ayuno y la abstinencia, y de este modo ofrecer una prenda de agradecimiento a Tí, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro y Ave Maria

A LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA.

Gloria y alabanzas te sean dadas, oh dulcisimo Jesús, por la sacratísima llaga de tu mano izquierda. Por esta adorable herida ten misericordia de mi, y dígnate arrancar de mi corazón cuanto te desagrade. Dame victoria sobre tus perversos enemigos y valor para vencerlos mediante tu gracia; y por los méritos de tu piadosísima muerte, sálvame de todos los peligros de la vida presente y futura, y que viva después gloriosa en el cielo contigo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro y Ave Maria

A LA LLAGA DEL PIE DERECHO.

Gloria y alabanzas te sean dadas, oh dulcisimo Jesús, por la sacratísima llaga de tu pie derecho. Por esta herida adorable concédeme el poder yo hacer verdadera penitencia de mis pecados. Y por tu piadosísima muerte, devotamente te suplico tengas unida noche y día a esta pobre esclava a tu santa voluntad, y apartes toda desgracia de su alma y cuerpo; y cuando llegue el día del juicio final, recibeme en tu misericordia y llévame a la bienaventuranza eterna. Tu que vive y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro y Ave Maria

A LA LLAGA DEL PIE IZQUIERDO.

Gloria y alabanza te sean dadas, oh misericordioso Jesús, por la sacratísima llaga de tu pie izquierdo. Por esta herida adorable, concédeme la gracia de un completo perdón, a fin de que mediante tu auxilio, merezca evitar la sentencia de eterna reprobación. Ruegote ademas, oh piadosísimo Redentor mío, que por tu santísima muerte, puedo yo antes de morir alimentarme con el sacramento de tu Cuerpo y Sangre, después de confesar mis culpas con perfecto arrepentimiento y pureza de cuerpo y alma. Concédeme también la gracia de alcanzar la santa Unción, para mi salud eterna, oh Señor que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro y Ave Maria

A LA LLAGA DEL SAGRADO CORAZON.

Gloria y alabanzas te sean dadas, oh benignisimo Jesús, por la sacratísima llaga de tu costado. Por esta herida adorable, y por la inmensa misericordia que mostraste abriendo tu pecho al soldado Longino, y ahora a todos nosotros, ruegote, oh mansisimo Jesús, que habiéndome rescatado de la culpa original por el bautismo, por tu preciosa Sangre que se sacrifica y se recibe en todo el mundo, merezca yo verme librada de todos los males pasados, presentes y futuros. Y por tu amarguisima muerte, concédeme una fe viva, firme esperanza y perfecta caridad, a fin de que te ame con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas; confirmame sólidamente en el bien obrar y otórgame la perseverancia en tu servicio, para que merezca ser siempre de tu agrado, oh Señor, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro y Ave Maria

-Te adoramos Cristo y te bendecimos, porque con tu muerte y sangre redimiste al mundo.

 

ORACION.

Omnipotente y sempiterno Dios, que por las cinco llagas de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, redimiste al genero humano, concédenos a los que veneramos sus llagas, que por su preciosa sangre quedemos libres de la muerte repentina y eterna.

Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.