• 08/09/2024

El Milagro Eucarístico de Lanciano: Una historia de fe para la Iglesia Católica

Hace más de doce siglos, en el año 700, en la pequeña ciudad medieval de Lanciano, ubicada en la costa del Mar Adriático de Italia, en la carretera que conecta San Giovanni Rotondo y Loreto, ocurrió un hecho milagroso. Lanciano, cuyo nombre significa «Lanza», es la antigua Anxanum de los pueblos Fretanos, y desde entonces ha conservado el primer y más grande de los milagros eucarísticos.

La descripción del Milagro de Lanciano es la siguiente:

Este milagro se trata del primer y más grande milagro eucarístico registrado. La historia cuenta que un sacerdote incrédulo de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía estaba celebrando la misa en la iglesia de San Francisco en Lanciano. Durante la consagración, la Hostia y el Vino se convirtieron milagrosamente en la carne y la sangre de Jesucristo.

A pesar de que la porción de la Hostia en el centro del círculo de carne era verdaderamente la Carne de Jesucristo después del milagro, mantuvo las características del pan sin levadura, tal como ocurre en cada Consagración. Permaneció intacta durante muchos años, pero se desintegró debido a que la luneta que la contenía no había sido sellada herméticamente.

Actualmente, la Carne y la Sangre visibles no solo representan la Carne y la Sangre de Jesús como en cada Hostia consagrada, sino que también retienen las características físicas de carne y sangre humana.

Desde 1713, la Carne se ha conservado en un ostensorio de plata artístico, elaborado por la escuela napolitana con gran precisión en el cincelado. La Sangre, por su parte, está contenida en una ampolla de cristal de roca antigua y de gran valor. La Hostia-Carne aún se encuentra en excelente estado, con un tamaño similar al de las hostias utilizadas en la misa de hoy en día. Su color es ligeramente pardo y adquiere un matiz rosado si se ilumina por el lado posterior. La sangre coagulada tiene un tono terroso que tiende al amarillo ocre.

El Milagro de Lanciano continúa siendo un milagro en nuestros días, ya que tanto la Hostia que se convirtió en Carne como el Vino que se transformó en Sangre, siguen presentes en el relicario.

La historia del Milagro Eucarístico

Un monje de la Orden de San Basilio que, a pesar de ser sabio en las cosas del mundo, sufría de una gran prueba de fe. El monje experimentaba constantes dudas acerca de la presencia real de Jesús en la Eucaristía, lo que lo llevó a orar continuamente para liberarse de esas dudas y no perder su vocación. Sin embargo, la rutina y la falta de fortaleza en su fe habían convertido su sacerdocio en una tarea monótona y sin sentido, especialmente en la celebración de la Santa Misa.

La situación en el mundo tampoco ayudó a fortalecer su fe, ya que había muchas herejías en esa época. Estas herejías estaban infestando a la Iglesia y negaban la presencia real de Jesús en la Eucaristía.

Esta historia nos muestra la importancia de tener una fe fuerte y resistente a las pruebas y dificultades que se puedan presentar. Además, nos invita a reflexionar sobre el valor y la importancia de la Eucaristía como presencia real de Jesús en nuestra vida y en la Iglesia.

El Milagro

Una mañana en el año 700, durante la celebración de la Santa Misa, el monje de la Orden de San Basilio estaba luchando con una fuerte duda acerca de la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Sin embargo, después de pronunciar las palabras de la consagración, experimentó un fenómeno sobrenatural: la Hostia se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Conmovido por la experiencia, el monje se volvió hacia los fieles y les mostró la carne y la sangre de Cristo.

La gente se apresuró hacia el altar para presenciar el milagro y muchos se arrodillaron en señal de respeto y agradecimiento. La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se separó en cinco partículas de distintos tamaños y formas irregulares. Los monjes las pesaron y descubrieron fenómenos notables en el peso de cada una de ellas.

La Hostia y las cinco partículas fueron colocadas en un relicario de marfil y la noticia del milagro se extendió por toda la ciudad y pueblos cercanos, con la gente pidiendo perdón y misericordia por sus pecados.