¿Futuro sin sacerdotes? Europa en alerta
En la Solemnidad de la Anunciación, el arzobispo de Milán, Mario Delpini, anunció que el programa de formación sacerdotal en la Arquidiócesis experimentaría una reestructuración importante. Milán es la diócesis más grande de Europa, con aproximadamente cinco millones de católicos y más de 2.000 sacerdotes. A pesar de la vitalidad de la Iglesia en Milán, la diócesis enfrenta una crisis: una disminución significativa en las vocaciones sacerdotales.
En la primavera pasada, la Arquidiócesis recibió a 22 nuevos sacerdotes, pero las cifras de candidatos al sacerdocio han caído de 24 en 2017 a solo seis en 2022. En 2013, había 150 seminaristas, una cifra que se redujo a 78 en 2022. La razón de esta disminución aún no está clara, pero es necesario analizar el plan de reconfiguración para la formación sacerdotal en Milán.
Según el documento que describe los cambios, se produjo una disminución en el número de seminaristas y nuevas admisiones desde 2013 hasta 2022. Delpini anunció la «reconfiguración» de la formación en el seminario en la Misa Crismal el 6 de abril, donde explicó que los seminaristas pasarán su tercer año viviendo en pequeños grupos en parroquias, asistiendo a clases diarias en el seminario y conectándose con familias que les brindarán apoyo.
La formación en el seminario arquidiocesano consta de un período de dos años centrado en la espiritualidad y un período de cuatro años dedicado a la teología. Según el nuevo plan, que se implementará en septiembre de 2023, los seminaristas estudiarán en un solo lugar, en lugar de en sitios separados para los períodos de dos y cuatro años. Además, los seminaristas ya no vestirán hábitos clericales desde el inicio de sus estudios teológicos, sino que lo harán en su año de diácono.
No obstante, cabe preguntarse si estos cambios son adecuados en momentos de crisis, ya que las decisiones apresuradas pueden llevar a errores de juicio. Por ejemplo, hacer que los seminaristas vivan en parroquias durante un año podría ser un paso en la dirección correcta, ya que les permitiría experimentar una vida sacerdotal más realista. Sin embargo, renunciar al atuendo clerical podría ser un movimiento imprudente, ya que este tipo de vestimenta ayuda a establecer la identidad y el sentido de pertenencia de los seminaristas.
Es importante tener en cuenta que el declive en las vocaciones sacerdotales en Milán comenzó en 2013, el mismo año en que Jorge Mario Bergoglio se convirtió en Papa Francisco. Durante su tiempo como arzobispo de Buenos Aires, las vocaciones en la arquidiócesis disminuyeron significativamente. Algunos argumentan que el «efecto Francisco» ha afectado negativamente las vocaciones en todo el mundo, aunque esto es solo
Debemos analizar la situación actual de las vocaciones sacerdotales y considerar cuidadosamente los cambios propuestos. Aunque la reestructuración del programa de formación sacerdotal en Milán podría traer algunas mejoras, también es fundamental evaluar las posibles consecuencias negativas de tales cambios.
Por otro lado, es importante abordar la cuestión de la moral y la motivación entre los jóvenes sacerdotes y seminaristas. Muchos de ellos pueden sentirse desanimados o desilusionados con la Iglesia actual, y es fundamental brindarles apoyo y aliento en su camino hacia el sacerdocio.
El consejo para el arzobispo Delpini podría ser no embarcarse en un experimento del cual podría no haber un retorno seguro. Es necesario abordar la crisis de las vocaciones sacerdotales con una visión amplia y considerar cuidadosamente todos los factores involucrados antes de implementar cambios significativos en la formación sacerdotal. La paciencia y la prudencia pueden ser cruciales para enfrentar esta crisis y garantizar un futuro sólido y prometedor para la Iglesia en Milán y en toda Europa.
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