• 27/07/2024

EL Corazón de Jesús “Hoguera ardiente de caridad”.

Cuántas personas a lo largo de los siglos han sido testigos de este amor que Jesús nos regala, y que lo único que han hecho es acercarse a Él, amarlo y sobre todo dejarse amar.

Si buscamos en los pasajes de la Biblia, que contiene la verdad completa de quién es realmente Jesús, podremos saber: ¿cómo es el corazón de Jesús? ¿cómo se porta?, O mejor aún… ¿cómo ama? Podemos encontrarnos con muchas citas, tomaremos solo algunas.

Comencemos hablando del amor que de Dios Padre nos tiene y su máxima prueba es que “ tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en Él no perezca, si no que tenga vida eterna”, nos ama tanto que envió a lo más amado por Él, su mismo Hijo; y el mismo Jesús nos lo decía Él sabía que el Padre lo amaba y Él amaba al Padre. El Padre y el Hijo unidos por ese lazo de Amor que es el Espíritu Santo, de aquí habremos de partir comprendiendo que “el amor es un don de Dios”, el verdadero amor no puede provenir de otro lado más que de la verdadera fuente, Dios.

San Pablo nos ayuda a comprender más como es el amor: La caridad es paciente y bondadosa; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa ni orgullosa; es decorosa; no busca su interés; no se irrita ; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. (1ª Co, 13, 4-7)

Si hacemos un poco de memoria dentro de los pasajes del Evangelio, nos podemos encontrar con distintas muestras de amor de Nuestro Señor hacia todos los que se acercaban a Él, justos y pecadores, y debemos de recordar y reconocer que principalmente manifestó su amor precisamente a los pecadores, pues de esos abundamos, recordemos a Mateo, recaudador de impuestos odiado y rechazado por todos, por el trabajo que desempeñaba, sin embargo Jesús, Nuestro Señor, que ve más allá de lo que nosotros alcanzamos a percibir, Él vio dentro de su corazón, y Mateo le siguió como Jesús le pidió, dejándolo todo, por amor, y es que el regalo más grande y la verdad más grande es que Jesús lo amó primero…. Jesús nos amó primero, Él nos muestra primero su amor, y eso es precisamente lo que nos transforma, cuando tenemos ese encuentro personal con Él.

La mujer pecadora que le lava con sus propias lágrimas sus pies y los  secaba con sus cabellos, besaba sus pies y los ungía con perfume, mostrando así el amor tan grande que le tenía a Jesús, pues algo así lo haces solamente por alguien a que amas, Jesús le ha perdonado sus pecados y ella agradece así, una muestra de amor también es perdonar, así nos dice San Pablo que es el amor, “el amor todo lo excusa”.

A su amigo Lázaro le llora cuando muere porque le ama, a la viuda le resucita a su hijo porque se compadece de ella, al hombre leproso que sin importar todos los impedimentos que tenía de entrar al pueblo y  acercarse a Él, (LC 5, 12-14), le pide de la manera más sencilla, sin rodeos, con sinceridad: Señor, si quieres puedes limpiarme, y Jesús sin tardar lo toca y le dice: “Quiero, queda limpio”, una  muestra más de la manera en que ama, tomando en cuenta que en aquellos tiempos la lepra era la enfermedad más temida, porque obviamente no tenía curación y porque se le relacionaba con el pecado, y Jesús no vio nada de eso, no le importó nada de eso, Él simplemente amó sin reservas, y desde su pureza de intención actuó y sanó.

A San Pedro aún después de que lo negó tres veces, cuando lo vuelve a ver después de la resurrección, lo sana con amor, le pregunta 3 veces si lo ama, nunca le reprochó su negación, sabía que Pedro en su debilidad había actuado así, pero que jamás le había dejado de amar.

Y es esa la manera como nos limpia, nos purifica, nos sana, “mostrándonos su amor”

Y es que hemos de tener siempre presente que el corazón de Jesús dice:

« Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn  4, 16).

Jesús mismo es el amor, Jesús el verbo encarnado, el Hijo de Dios Padre, la sabiduría infinita, amor puro libre de mancha. Es esa hoguera de caridad ardiente que destruye toda impureza, todo pecado, con su amor todo lo transforma.

Y Él mismo nos lo decía por medio de Santa Margarita María De Alacoque cuando le descubrió su Corazón: “He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que nada ha reservado hasta agotarse y consumirse para mostrarles su amor”.

La historia del Amor de Jesús hasta el día de hoy, se sigue escribiendo, se escribe cada día en nuestras vidas, hazte consciente de ello.

Si aún no lo has experimentado, te pregunto hoy: estás listo ahora para acercarte a Él, ¿estás listo para dejar que te abrace en su amor, estás listo para dejarte amar? ¿Estás listo para amarle? Estás listo para que su amor te transforme?, Recuerda que “al que mucho se le perdona, mucho ama” y por lo mismo hemos de corresponder a ese amor. 

Cuando le fallemos, no hemos de acercarnos a Él con temor, si no más bien con la total y plena confianza de que de Él, quién es verdadero Dios y verdadero hombre nos tiene un amor tan grande, que siempre está ahí dispuesto a ayudarnos y perdonarnos. 

Así que vayamos al encuentro de este Corazón amorosísimo. ¿Sabes dónde lo encontramos verdaderamente?… En el Sacramento de su amor, la Santa Eucaristía, ve a Él y cada vez que lo recibas hazlo con todo tu amor con todo tu corazón, con toda tu alma y todo tu ser,  porque su Corazón te lo da completo en el Sacramento de su amor.

Ilustración Sagrado Corazón de Jesús
Por Taide Leticia Martínez Montiel, Guardia de Honor del Sagrado Corazón. San Luís de Potosí, Mexico.

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